martes, 14 de mayo de 2013

12 años ofreciendo comida rápida



 Desde hace más de una década, en las afueras del centro comercial La Churuata, han ofrecido diversas opciones de comida rápida. Hamburguesas, perros calientes, enrollados, e inclusive, desayunos y almuerzos se ofertan a lo largo de los “carritos” de los comerciantes independientes.

José Lira, empleado de Salsamanía.  Fotografía: César Clemant
A partir de las 5 de la tarde la mayor parte de los negocios abren sus puertas al público, inclusive en días feriados. En el caso de fines de semana, los domingos abren media hora más temprano, por ser un día de menos afluencia de clientes. Sin embargo, los horarios han ido cambiando, como en el caso de Salsamanía, que desde hace 3 meses está ofreciendo sus productos a partir de las 11 de la mañana.

Los precios de los productos ofertados varían desde 25 hasta 160 bolívares. El último aumento de los precios fue hecho el 1 de mayo, lo cual ha afectado  el volumen de las ventas, tal como lo expresa Carlos Gómez, empleado de Lali´s Burger: “Desde hace como 3 años es que han venido cayendo las ventas, por eso hemos tenido que reducir personal. Antes éramos 6 empleados y ahora somos 5”.

El desabastecimiento ha afectado la oferta. La ausencia de los principales insumos en el mercado alimentario ha sido otro motivo de aumento de los precios de los productos. La chuleta es uno de los más difíciles de conseguir, así como las servilletas, mayonesa y otros productos.

Fotografía: César Clemant
La inflación también ha provocado el aumento de los precios de las comidas ofrecidas. “La chuleta no se consigue o venden el kilo hasta en 300 bolívares, entonces ¿En cuánto vendemos una hamburguesa de esa? La gente pelea mucho por eso” expresó José Gregorio Lira, trabajador de Salsamanía.

Aunado a estos factores, la inseguridad ha perjudicado a estos vendedores. Actualmente algunos de los comercios deben cerrar hasta media hora antes, en la mayoría de los casos a las 11:30, todos en el mismo horario, como medida para evitar robos o ser víctimas del hampa. “Antes trabajábamos hasta más tarde, pero por la broma de que estaban robando y eso, ahora cerramos una o media hora antes” comenta Marian Ugas, de Sabor Latino.